Para comenzar solo me gustaría decir que Dios ha sido, es, y, ahora que me he obligado a ver hacia atrás en mi vida, puedo estar plenamente segura de que también será bueno.
Soy Belem Jael Pardo Fuentes y este es un pequeño relato de cómo Jesús me encontró.
Nací y crecí en la hermosa "Ciudad de las Montañas"; tengo un solo hermano mayor, y mis papás saltaron de alegría cuando tuvieron a su niña – o eso es lo que dicen – tengo dos hermosísimas sobrinas y soy la cuarta generación de una familia Cristiana.
Actualmente, "estudihambre" en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL en la carrera de Ciencias del Lenguaje con Acentuación en la Enseñanza del Inglés, estoy en 8vo semestre y soy “La Teacher” para mis monstruos de 1ero, 2ndo y 3ero de primaria en la Secretaria de Educación.
Mi infancia quizá fue como la de muchos de ustedes, me la pasaba afuera de mi casa con mis amiguitos, jugando a las escondidas, dándonos el rol en las "bicis" y por supuesto el famoso club secreto del que todos los niños de la cuadra sabían. A pesar de que los juegos que requerían correr, brincar y tocar timbres de casas eran mis favoritos, también disfrutaba vestir a las barbies, hacer pastelitos y jugar a las mamás.
Todos los domingos en punto de las 10:00 am yo estaba en la iglesia – a veces mucho antes – con un vestido de muñequita y mucho sueño. No recuerdo demasiado sobre mi infancia ahí, pero sí recuerdo que sólo quería que empezara la predicación para poder salir con los demás niños a la clase de Escuela Dominical a pintar y a que nos dieran el refrigerio. – Que desde la vez que nos dieron chocomilk con agua ya nunca quise comer otra vez –
Mi mamá siempre ha sido muy activa en la iglesia, así que yo fui acarreada a todas partes en cada actividad que había, desde las reuniones entre semana, hasta las juntas de oficiales, veladas de oración, etc.
Cuando llegué a la adolescencia, ya comenzaba a cuestionar cosas sobre mi identidad y mi lugar en la iglesia evangélica. Creía en Dios porque era lo que me habían enseñado, pero francamente no sentía interés en nada relacionado con Él. Sabía a la perfección todo lo que se suponía que debía de saber, pero todas esas palabras que sabía de memoria no tenían sentido en mi vida diaria.
Aun así continué asistiendo gracias a que mis amistades se hicieron muy fuertes, pero fuera de eso, no había más razones para estar ahí, ya lo sabía todo, no había retos, ni nada nuevo, al menos eso pensaba. No fue hasta mi ingreso a la preparatoria y mi encuentro con "el mundo real" que empecé a sentir una necesidad muy grande de “algo”.
Ingresé a la Preparatoria Técnica Médica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, decidí comenzar ahí mi camino para llegar a la Facultad de Medicina. El primer año fue duro, pero logré adaptarme. Mis compañeros sabían que asistía a una iglesia evangélica pero nunca me definí a mí misma como cristiana, quizá porque según yo “sabía” lo que eso implicaba y simplemente estar así -en secreto- era más sencillo.
A mitad de mi preparatoria, por medio de una invitación, comencé a asistir a un grupo de oración, ahí en la escuela. Realmente no quería estar, me daba vergüenza que me miraran orando y que me vieran en el grupo, pero nunca encontré una excusa para zafarme, así que seguí asistiendo.
No fue hasta ese mismo año al final del semestre, cuando mi vida comenzó a reflejar las consecuencias de mis acciones. Las cosas se salieron de mi control, y como ya no había nada que yo pudiera hacer, decidí pedir ayuda a Dios, realmente no esperaba nada porque sabía a la perfección que no lo merecía en absoluto, pero aun así, Él me sacó adelante y aun después de eso, volví a lo mío, pero esta vez ya no fue igual...
Me sentía perseguida, pasé de no tener en mi mente nada acerca de Dios, a pensar todo el tiempo en Él; ese sentimiento me llevó a una necesidad muy grande por leer la Biblia, y así lo hice.
Dios me habló de una manera extraordinaria por medio de ella; cada vez que leía, era justamente lo que necesitaba.
Antes de regresar de las vacaciones a la preparatoria, me sentía un poco más cerca de Dios; había estado en un campamento que también me había ayudado a aclarar dudas, pero no me sentía lista para regresar. Así que en medio de mi cuarto, en voz alta le dije a Dios: “Sé que estás conmigo, pero me gustaría tener compañeros que me ayuden a hacerlo mejor”... Fueron unas palabras muy sencillas, no tuve que hincarme, llorar, solamente tuve que mencionarlo a Él y no tardó ni un mes en contestar a esa simple línea.
Personas maravillosas llegaron a mi vida, personas que me ayudaron a mantenerme en mi Fe, que me dieron valor y me enseñaron la constancia de siempre leer la Biblia.
El grupo de oración de la prepa no continuó, pero nosotros abrimos uno nuevo. No éramos muchos, pero éramos constantes. Aprendí montones de cada uno, y quien iba decir que ellos me prepararían para lo que Dios me iba a llamar un día.
La preparatoria siguió, con sus retos y dificultades, pero gracias a Dios logre llegar a 6to y último semestre; ahí enfrenté uno de los dilemas más grandes de toda mi vida.
Las inquietudes comenzaron y por más que deseaba y le pedía a Dios que me mantuviera tranquila, no pasaba. El asuntó era simple, la carrera que yo había elegido para mí, no era la misma que Dios había elegido, ese momento de mi vida reto mi fe y mi confianza en Dios, pero Él fue fiel y no solo me dio paz al tomar la decisión final, sino que constantemente e incluso ahora, me sigue demostrando que esa decisión fue la correcta.
La Facultad ha representado un reto completamente diferente, estos casi 4 años Dios ha trabajado en mi vida, por medio del servicio. Dios me ha enseñado a que no se trata de mí, sino de Él. He aprendido a escuchar su voz y a abrir mis ojos a la necesidad y las oportunidades de servicio que se me presentan todos los días.
Actualmente sirvo en mi iglesia local en el grupo de música y en las reuniones de jóvenes como organizadora, también tengo un grupo de estudio Bíblico de Compa en mi Facultad.
Los “Compas” han sido mi apoyo en esta etapa universitaria, participar en la Misión Estudiantil ha cambiado mi vida y honestamente estoy ansiosa por seguir viendo lo que Dios hará en el ministerio estudiantil aquí en México y en el mundo.
Ahora que has leído un poco sobre mí, te invito a que mires atrás en tú vida y puedas admirarte como yo de cómo Dios nos prepara para cosas que ni siquiera nos cruzan por la cabeza en este momento.
Así que no te preocupes si sientes que tu vida no te está llevando a ningún lado, Él tiene el control de todo y de todos, que de eso no te quepa duda alguna.
Y a Aquél que es poderoso para guardarlos a ustedes sin caída y para presentarlos sin mancha en presencia de Su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amen. Judas 1:24 NBLH