¿Quién puede?
Ojalá la lluvia pudiera
Mojar y arrastrar nuestra indiferencia
Ojalá el calor del sol pudiera
Secar y marchitar nuestra mentira
Ojalá el viento pudiera
Soplar y llevarse nuestras excusas
Ojalá un huracán pudiera
Despedazar y destruir nuestra maldad
Pero no, no pueden.
Un corazón nuevo puede
Enfrentar con valor la indiferencia
Una mente nueva puede
Sacar a la luz la mentira
Unas manos renovadas pueden
Cargar y echar fuera las excusas
Jesús en ti y en mí puede
Destrozar y deshacer nuestra maldad.
Él sí, sí puede.
Prohibido el paso, sólo personal autorizado
Te miramos a través del cristal
Del cristal de la televisión
Te escuchamos a través del rumor
Del rumor de la radio
Te leemos a través de la tinta
De la tinta en el periódico
Pero, ¿quién te conoce, madre patria?
Te conoce mi hermanita,
Que no puede pagar sus libros
Te conoce mi mamita,
Que no le alcanza el dinero en el mercado
Te conoce mi abuelito,
Que con su pensión, no puede vivir.
¿Ves, acaso, tu situación, tierra nuestra?
¿Hasta cuándo soportarás
a los que te lastiman?
¿Hasta dónde permitirás
que te exploten?
¿Hasta qué punto
aguantarás la muerte de tu pueblo?
¡Alza la cabeza! Tu gente despierta.
Ven, ardamos juntos
Ayer vi la esperanza asomarse
Yendo en el autobús hacia la escuela;
Olía a comida de la calle, sabrosa,
Tenía un parecido a la abeja, que
Zumbando, parece desaparecer en su vaivén;
Inocente trabajadora que busca néctar.
No sonaba mal, ni molestaba a nadie,
Al contrario, era como una cumbia
Para el pueblo, no para los pretenciosos;
Aunque muchos de esos disfruten en secreto,
Viendo, oyendo, saboreando, y hasta sintiendo
Intensamente, la agridulce realidad popular.
Van de un lado al otro fingiendo.
Este es un secreto a voces: ¡Hay esperanza!