viernes, 3 de octubre de 2014

Felipe "El Evangelista"



"Al día siguiente, Jesús decidió ir a la región de Galilea. Allí encontró a Felipe, que era de Betsaida, el pueblo donde vivían Andrés y Pedro.

Jesús le dijo a Felipe: «Sígueme».

Luego Felipe fue a buscar a Natanael, y le dijo: —Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Biblia, y del que también hablan los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José.

Natanael preguntó: —¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?

—Ven y lo verás —contestó Felipe."

Juan 1:43-46 (Traducción Lenguaje Actual)


He participado en grupos de estudio Bíblico en la escuela desde que tengo 15 años y sin duda alguna, una de las cosas más difíciles es invitar gente a asistir. Hay algunos que batallan para invitar a personas nuevas que no conocen, otros que batallan con sus conocidos y aún otros que batallan con sus amigos personales y miembros familiares. Personalmente, siempre he tenido problemas para animar a mis conocidos; con gente que no conozco, nunca tengo pena, no hay nada que perder y todo por ganar; con mis amigos, ellos saben bien que soy creyente y que no hay otra cosa que amaría más que poder compartir mi fe con ellos; pero aquellos a quienes conozco pero no de manera cercana, como compañeros de clase, compañeros de trabajo, maestros, vecinos etc, es con ellos a quienes tengo más miedo de invitar y la verdad es que realmente no sé por que.

Después de asistir al campamento nacional de Compañerismo Estudiantil en las vacaciones de Semana Santa, Dios me ayudó a entender que el verdadero propósito de ser su discípulo, es llevar a otros a Él y no es acumular bienes, ni conocimiento, ni embellecer nuestras iglesias; es ir y traer a otros a Sus pies.

Habiendo comprendido (al fin) esto, todo cuanto hacía debía cambiar; mi enfoque en la congregación, en la reunión de jóvenes, en el grupo de alabanza y en el grupo de estudio Bíblico en la escuela; debía, ante todo, orientar cada acción hacia la proclamación de las buenas noticias de Jesús; ¡Él venció a la muerte! Debo reconocer que me ha tomado tiempo y que ha requerido esfuerzo; no ha sido fácil dejar aquello a lo que estábamos acostumbrados todos, pero por la gracia de Dios y sus constantes recordatorios y enseñanzas hemos podido avanzar.


La fotografía de arriba es el primer afiche promocional que he hecho para una de mis reuniones; imprimí cinco tabloides y los pegué en lugares públicos de mi facultad... siendo sincero, tuve miedo al diseñarlo, al imprimirlos y al pegarlos; sentía pena, mi mente intentaba pensar que diría si alguien me abordaba para preguntar que era. En fin, cuando pegaba el segundo poster, esta vez en las escaleras de la facultad, una maestra se detuvo y me hizo preguntas... fue ahí cuando decidí darme por vencido en mis intentos de ser elocuente y persuasivo y le pedí a Dios que Él hablara e hiciera Su voluntad. Después, cuando terminaba de pegar el último, un compañero de la licenciatura también se detuvo a leerlo y a hacerme preguntas; que diferente y refrescante es dejar a Dios hacer y decir, en vez de luchar por nosotros mismos.


Vemos claramente en el pasaje como Felipe, sin más, invitó a Natanael a conocer a Jesús. Felipe no había conocido a Jesús durante años, no había escuchado cientos de sermones, no había escuchado y cantado canciones cristianas que declaraban salvación; simplemente fue llamado a seguir a Cristo y él ya estaba llevando a otros a conocer al Salvador. Debemos notar la respuesta del Apostol, que cuando Natanael lo cuestiona acerca del origen de Jesús, Felipe responde: "Ven y ve".


Oh, cuanto debemos aprender de Felipe... Oh cuanto debemos aprender a decir: "Ven y ve."



Amigos, les pido que oren por la célula en la Facultad de Filosofía y Letras, pero sobre todo, por la obra que Dios está haciendo en las universidades del mundo a través de IFES y de Compa aquí en México.