miércoles, 6 de julio de 2016

Ceguera religiosa - La perspectiva de una chica de 18 años.

¿Alguna vez te has sentido condenado a la tortura eterna o al infierno por una persona religiosa?


Hoy en día es muy común escuchar este tipo de afirmación; tan común que tal vez ya ha perdido su significado original. Las personas religiosas han olvidado que Jesús enseñó acerca de condenación... y perdón.

Este tipo de personas suelen juzgar a otros frecuentemente y ponerse así en una posición de supuestos santos, aunque no lo sean. Todos cometemos errores, es por esto que nuestro trabajo no es juzgar a los demás. Las enseñanzas de Jesús fueron bastante claras, y él enseñó a sus seguidores a perdonar, no a juzgar.

Jesús dijo:

"No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados." 

Si continuamos leyendo esa parte del texto, el Maestro incluso compara a la persona que juzga a otros con una persona ciega que guía a otro ciego. En otro pasaje, él dice: 

"No juzguen a los demás, y no serán juzgados. Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes." 

Lamentablemente, quienes suelen juzgar a otros, también suelen rechazar, apartarse, o despreciar a ciertos grupos de personas, porque los consideran "pecadores". Bueno, aquí viene algo interesante. En una ocasión, Jesús iba caminando mientras vio a un cobrador de impuestos (en ese tiempo y lugar, eran completamente odiados y rechazados por ser traidores a su país y a su gente). El hombre se llamaba Mateo, y Jesús lo invitó a formar parte de su grupo más cercano de seguidores. Poco tiempo después, Jesús estaba comiendo con su nuevo amigo, en su casa, y entre el resto de los invitados había gente que también era rechazada por tener mala fama; otros cobradores, prostitutas y demás.
Mientras comían, un grupo de religiosos llegaron a preguntarle por qué se sentaba y comía con ese tipo de gente, Jesús contestó:

"Ahora vayan y aprendan el significado de la siguiente Escritura: “Quiero que tengan compasión, no que ofrezcan sacrificios”. Pues no he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores". 

¡Vaya golpe para aquellos religiosos!



Hemos visto que Jesús enseñó a sus seguidores que no juzgaran y que perdonaran, a través de sus palabras, pero, ¿qué hay de sus acciones y de su comportamiento? Todos sabemos que sin acción, nuestras palabras no valen nada; así que, veamos a Jesús actuar. En otra ocasión, un grupo de hombres religiosos muy importantes vino con Jesús y lanzaron al suelo frente a él a una mujer que había sido sorprendida mientras tenía relaciones sexuales con un hombre que no era su esposo (un pecado grave en la tradición judía), y le preguntaron si debían matarla a pedradas en ese mismo instante, justo como su ley dictaba. Entonces, Jesús contestó:

"¡Muy bien, pero el que nunca haya pecado que tire la primera piedra!". 

Obviamente, después de estas palabras, todos los que la acusaban se fueron; nadie es santo. Jesús y la mujer se quedaron solos, 

"Entonces Jesús se incorporó de nuevo y le dijo a la mujer: 
—¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ni uno de ellos te condenó? 
—Ni uno, Señor —dijo ella. 
—Yo tampoco —le dijo Jesús—. 
Vete y no peques más." 

¡Vaya sorpresa! Jesús, teniendo todo el derecho de declararla culpable, porque lo era, ¡no lo hizo!, al contrario, la perdonó y la dejó irse.

Podemos ver claramente la diferencia entre las afirmaciones religiosas de condenación al infierno, y las enseñanzas y acciones de Jesús. Parece que hoy, los religiosos se han olvidado de lo que la vida y obra de Jesús enseñó acerca de la condenación y el perdón. Podemos ver que no sólo nos enseña a no juzgar a los demás, sino a perdonarlos. Él mismo se sentó a comer con los pecadores, en vez
de condenarlos al castigo eterno. Él perdonó a la mujer adúltera y confrontó a los religiosos que la condenaban e intentaban matarla.



Ahora bien, si Jesús, siendo Dios y teniendo todo el poder, autoridad y capacidad para juzgar de manera justa y correcta, perdona y  muestra mucha misericordia para todos, con gusto, ¿por qué los religiosos juzgan sin misericordia y condenan a quienes ellos consideran pecadores? ¿No deberíamos seguir las enseñanzas y el ejemplo de vida de Jesús?

Sí, si nos decimos sus seguidores; creyentes, ¡sin duda debemos hacerlo!

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