Hemos escuchado que juzgar y criticar es malo desde niños y aún así lo hacemos todos los días y en cualquier situación en la que estamos. Pareciera que hacerlo es lo más natural y normal para los seres humanos; ¡tan pronto conocemos a una persona ya estamos imaginando, observando, preguntando hasta lo que no nos importa para poder tener una opinión!
Es por esto que quisiera dejar algo en claro; una cosa es formarse una opinión y otra cosa es criticar de forma negativa. No es lo mismo llegar a la conclusión de que el chavo que acaba de entrar al salón "es de dinero" porque usa ropa de "marca" y llegó en un carro nuevo, que decidir automáticamente que "te cae mal" porque es un "fresa" chiflado y ni siquiera vale la pena hablarle o acercarte. Insisto, tener una opinión no es lo mismo que insultar.
Ahora bien, Jesús es bastante claro al respecto. Él nos dice:
"¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro." (Mateo 7:3-5)
¡Qué ejemplo tan claro! Hasta parece un chiste, una ironía para demostrar una situación tan torpe. Nuestro Señor nos cuestiona diciendo: ¿Cómo te atreves a decirle al otro? Después nos describe como hipócritas y finalmente nos dice exactamente que tenemos que hacer.
Al trasladar este pequeño ejemplo de Cristo a nuestras vidas, podemos pensar en otras personas, como los medios de comunicación, que reclaman honestidad de los políticos, cuando ellos mismos son deshonestos para ayudar a otros candidatos a "verse mejor" usando trucos y sobornos. Sin embargo, eso está muy "chafo", es demasiado mediocre; lo importante es vernos a nosotros mismos.
¡Cuánto disfrutan los "cristianos" en Monterrey burlarse de Jesús Adrián Romero! ¡Qué divertido era para muchos decir que las canciones de Marcos Witt eran conjuros al diablo! ¡Cómo les encanta a algunos decir que tal música o tal película es de satán! Y al señor Cash Luna, ¿cuántas veces no hemos hablado mal de sus enseñanzas, de su "iglesia" y de su persona en general?
Amigos, vamos a ver la vara que hay en nuestro ojo, antes de intentar limpiar el ojo de los demás. ¿Cómo se atreven hipócritas? dice Jesús. Por favor, no piensen que estoy defendiendo a estos personajes, no crean que les estoy justificando; ¡estoy diciendo que nosotros no somos los jueces! Al contrario, ¡Nosotros también somos culpables!
Les invito a poner atención, a mirar con cuidado, les aseguro que en cualquiera de los lugares en donde nos congregamos, le llamen templo, iglesia, misión, estaca, parroquia, etc. vamos a encontrar cosas, ¡muchas cosas!, que no van de acuerdo con la persona de Cristo. Sea en acciones, sea en palabras o sea en pensamientos y actitudes, todas las personas se equivocan, ¡somos humanos imperfectos!
Seamos inteligentes, seamos honestos, siempre vamos a encontrar que algunas cosas que se dicen en las enseñanzas no van de acuerdo con las Escrituras; encontraremos enfoques y propósitos que no concuerdan con Jesús, encontramos ideas que no son compatibles con Dios. Por ejemplo: ¿cuántas iglesias están obsesionadas con verse bonitas? Que todo esté pintado, limpio, ordenado, nuevo, en su lugar a tal grado que empezamos a descuidar lo que de verdad importa, ¡Cristo! ¿Cuántas congregaciones están obsesionadas con llenar el edificio? Que aún todo lo que se dice tiene que ser "calmadito y quedito" para que nadie se sienta confrontado por Jesús. ¿Cuántas organizaciones no están obsesionadas con la enseñanza Bíblica y el conocimiento de Dios? Que se han olvidado de amarle y de servir al prójimo, a su pueblo, ¡a su sangre!
El único perfecto en la tierra, fue Jesucristo, no nosotros. Y si crees que tú no te equivocas o que la organización con la que simpatizas no tiene error, entonces te invito a pedirle al Espíritu Santo que te ayude a ser sincero contigo mismo.
Si aquí nos quedamos, todo esto sería bastante triste, pero no, así no debe ser; es por eso que quiero proponerles algunas cositas, unos consejos para que podamos mejorar y combatir esta situación.
1.- Debemos evitar ser juiciosos e insultar.
Cuando juzgamos, nos ponemos en una posición que no nos corresponde. Jacobo nos dice:
"Amados hermanos, no hablen mal los unos de los otros. Si se critican y se juzgan entre ustedes, entonces critican y juzgan la ley de Dios. En cambio, les corresponde obedecer la ley, no hacer la función de jueces. Solo Dios, quien ha dado la ley, es el Juez. Solamente él tiene el poder para salvar o destruir. Entonces, ¿qué derecho tienes tú para juzgar a tu prójimo?"
Debemos evitar ponernos en esa situación, porque el juicio le pertenece sólo a Dios. Si alguien tiene derecho a juzgar, es Jesús, y aún así vemos que Él siempre prefiere perdonar antes que condenar. (Ver Juan 8:1-11)
2.- Si ya estás juzgando, ten misericordia.
Tal vez es demasiado tarde, tal vez te obligaron, tal vez es necesario (si claro). Ahora que estás juzgando, asegúrate de ser misericordioso, ¡Cristo siempre lo hizo así!
Cuando Nicodemo, un hombre político y religioso se acercó, Jesús le recibió sin juzgarle, le contestó todas sus preguntas y encima, lo hizo de forma clara, para que él pudiera entender. (Ver Juan 3:1-21)
3.- Si ya estás juzgando, asegúrate de ser positivo y proponer soluciones con inteligencia.
Cuando insultamos, lo normal es que hagamos que alguien se sienta mal o que nos ignore, por el contrario, podemos ser positivos y dar consejos o sugerir cambios que puedan resultar en una mejora. Cristo no insultaba ni se burlaba de las costumbres y las tradiciones religiosas de los judiós; no les decía que era al diablo a quien estaban adorando, al contrario, les enseñó de manera clara, cómo podían volver al camino de Dios. (Ver Mateo 5:21-48)
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